Igualdad de trato y no discriminación
Como empleada pública desde hace casi 14 años, y habiendo estado en varios servicios dentro de la misma Entidad Local, intento en el día a día aplicar medidas o acciones para impulsar la igualdad de trato y la no discriminación.
Los inicios como empleada pública fueron en las piscinas municipales, en temporada de verano. Aquellos equipamientos pese a no ser de nueva construcción, ofrecían y ofrecen buen servicio. En algún caso, el acceso a la piscina desde la calle tenía escaleras y no rampa, cosa que complicaba un poco el acceso a algunos de los chavales que venían de una Fundación. En ese caso, junto con los monitores, subíamos a peso a los chicos, ayudados de sus sillas de ruedas. Era curioso, porque el acceso estaba así, pero en cambio dentro de la piscina sí que había colocada una silla grúa de piscina.
Cuando trabajaba en Servicios Sociales, era mucho y muy variado el público objetivo que cada día se acercaba a las instalaciones a solicitar ayudas económicas, recursos habitacionales, cestas de comida o el pago de suministros. Mucho de este público tenía un nivel de alfabetización relativamente bajo, entonces explicarles como debían cumplimentar una instancia o aportar documentación era bastante complicado. Lo más efectivo era explicarles con sus mismas palabras y en modo lectura fácil qué hacer. Eso supone que de igual a igual el resultado es más efectivo. Siempre contando también con el soporte de las entidades del tercer sector para reducir esa brecha digital.
Cuando trabajé en el Gabinete de Alcaldía en cambio el perfil de usuarios era bastante más exigente. Y aquí lo que se trataba era de llegar a todo el mundo, obviamente, pero interiorizando otras culturas y maneras de trabajar. En este caso, la diversidad religiosa estaba muy presente y se organizaban muchos actos o se les daba apoyo a los que entidades organizaban. Con ello quiero decir que no es la misma celebración en el culto musulmán que en el católico, y en todos ellos hay que saber estar y qué hacer, puesto que ni unos ni otros se tienen que sentir discriminados por su religión.
Cuando he trabajado en el servicio de Cultura, aquí las tareas en la calle tenían mucho peso, y para llegar a todo el público hay que anticiparse mucho. Un pasacalles de carnaval tiene que ser visible para la persona autónoma que está de pie como para la persona dependiente que vaya en silla de ruedas. Que igual da la casualidad que en ese municipio no hay nadie en silla de ruedas, pero la plataforma alzada la debes de instalar. O igual hay que dejar un tramo del pasacalles en modo silencioso para que las personas con trastorno autista por ejemplo, puedan disfrutar del acto. No tanto actuar a toro pasado, sino anticiparse continuamente. Que no haya ningún socavón en los aledaños o algún adoquín a diferente nivel donde una persona con baja visibilidad pueda tropezar.
Ahora en el servicio de Contratación la atención directa es con empresas que participan en las licitaciones,. Desde este lugar de trabajo lo que hay que promover es una página web accesible, no tanto con manual en lectura fácil, que también, sino que sea operativamente ágil para poder gestionar las participaciones de las empresas en los concursos. El tema de los idiomas es otro mundo, puesto que en mi caso al estar en Cataluña, la lengua principal en las administraciones públicas es el catalán. Y eso supone, a mi entender, también cierta discriminación hacia las empresas que participan de fuera de la comunidad autónoma, ya que los documentos solamente se redactan en una lengua. Claro está que como la ley te indica que se deben elaborar en el idioma donde vaya a tener efecto el contrato, pues se "acogen" a esa medida. Yo, dentro de mis posibilidades, cuando alguna empresa muestra interés y ese malestar, de seguida trato de facilitarles documentación traducida, y evitar ese agravio comparativo, puesto que considero que están capacitados posiblemente para prestar el suministro o el servicio, y ya de entrada se les está complicando el acceso.
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